En el ámbito judicial, la precisión y la veracidad de la información son muy importantes…
Frente enfermedades como el cáncer, el tiempo corre en nuestra contra. Por eso, es importante hacer una detección precoz de sus síntomas, porque una mala praxis médica puede llevar consecuencias irreversibles e irreparables.
Este verano, precisamente, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) condenó al Instituto Catalán de la Salud (ICS) a pagar 397.259 euros a la familia de una mujer a la que le detectaron un cáncer en el cuello del útero con un año de retraso. En un control ginecológico rutinario, se le descubrió en 2005 anomalías en el cuello del útero, pero no se le informó del resultado. Un año después, la paciente volvió al CAP por sangrados y flujos malolientes y no fue hasta ese entonces que la doctora vio el primer diagnóstico. A raíz de esto, decidió repetir la citología, así como hacerle una colonoscopia y una biopsia. Trece meses después de la primera visita, estas pruebas revelaron que tenía un tumor maligno en el cuello del útero. A partir de aquí, la paciente decidió interponer una demanda.
Ésta, por eso, no fue la única mala praxis a la que se vio sometida. En abril del 2006, la paciente informó a los médicos que tenía un fuerte dolor lumbar y una hinchazón en su pierna izquierda, algo que no relacionaron con el cáncer y la derivaron al médico de cabecera. Al cabo de un año, los resultados de un TAC, confirmaron que el cáncer había reaparecido, pero ya estaba en un estado muy avanzando y la paciente no sobrevivió.
En el caso del segundo tumor, el bufete de abogados que llevaba el caso, alertó que los síntomas de la paciente eran característicos en tumores de cérvix. Por eso, en estos tipos de procesos, un perito médico es esencial para poder contrastar la información médica y demostrar ante un juez los casos de mala praxis.
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